13 oct 2016

Contribucións diversas ao Panteón de Roma: Canaletto, Marguerite Yourcenar e Mary Beard

O óleo de Canaletto do ano 1742 amosa unha faciana "lixeiramente" distinta do Panteón. Ten os dous campanarios engadidos por Bernini e desmontados a finais do século XIX.




Mary Beard fálanos de como Roma amosaba o seu dominio na época imperial e con Marguerite Yourcenar recreamos as ideas do emperador Adriano sobre o Panteón:

 
"Los productos naturales del imperio, sus lujos y curiosidades, inundaron también Roma y confirieron a la ciudad el estatus de potencia imperial.
En la procesión triunfal del año 71 d. C. se exhibieron árboles balsámicos de Judea. Animales exóticos capturados en África, desde leones hasta avestruces, se sacrificaban en la arena. Exquisitos mármoles de colores, procedentes de canteras situadas en remotos lugares del mundo romano, decoraban los teatros, los templos y los palacios de la capital. Las imágenes de bárbaros pisoteados no eran las únicas muestras que certificaban el dominio romano. También lo corroboraban los colores de los suelos sobre los que caminaban los romanos en los majestuosos edificios de su ciudad: aquellas piedras equivalían a una constatación, y a un mapa, del imperio.
Todo ello apunta también al enorme esfuerzo y a la cantidad de dinero y tiempo que los emperadores estaban dispuestos a dedicar al alarde del control ejercido en sus distintas posesiones. Para poner solo un ejemplo: doce columnas, cada una de 40 pies romanos de altura (unos 12 metros) y extraídas de un solo bloque de granito gris egipcio, sustentaban el pórtico del Panteón del emperador Adriano. Para los ojos modernos no es un material espectacular, pero era una piedra extremadamente prestigiosa utilizada en muchos proyectos imperiales, en parte porque solo se encontraba en un lugar remoto, a 4000 kilómetros de Roma, en el Mons Claudianus (la «Montaña de Claudio», cuyo nombre se debe al primer emperador que propició los trabajos en aquella cantera) en mitad del desierto oriental egipcio. Fue preciso superar inmensas dificultades e invertir una enorme cantidad de trabajo y dinero para que columnas de semejante tamaño pudieran ser extraídas y trasladadas a Roma de una sola pieza.
Cada una de las columnas del Panteón debió de necesitar tres hombres durante más de un año para extraerla y recortarla, y a veces, como algunos de los documentos atestiguan, un monolito a medio terminar se resquebrajaba y tenían que comenzar de nuevo. El transporte era el siguiente obstáculo, sobre todo cuando las canteras estaban a casi 160 kilómetros del Nilo."

Fragmento do libro SPQR de Mary Beard

"Me obsesionaba la idea de construir un templo a todos los dioses, un Panteón. Había elegido el emplazamiento sobre los restos de antiguos baños públicos ofrecidos al pueblo romano por Agripa, el yerno de Augusto.
Del viejo edificio no quedaba más que un pórtico y la placa de mármol conteniendo una dedicatoria al pueblo de Roma: esta última fue cuidadosamente reinstalada en el frontón del nuevo templo. Poco me importaba que mi nombre no figurara en esa obra, que era mi pensamiento. En cambio me agradaba que una inscripción, de más de un siglo de antigüedad, la asociara con los comienzos del imperio, con el pacífico reinado de Augusto. Aun allí donde innovaba quería sentirme ante todo un continuador. Más allá de Trajano y de Nerva, convertidos oficialmente en mi padre y mi abuelo, me vinculaba con aquellos doce césares tan maltratados por Suetonio. (…) La consagración del templo de Venus y de Roma fue una especie de triunfo acompañado de carreras de carros, espectáculos públicos, distribuciones de especias y perfumes. Los veinticuatro elefantes que habían arrastrado hasta el lugar de la erección de aquellos enormes bloques, reduciendo así el trabajo forzado de los esclavos, figuraban como monolitos vivientes en el cortejo. La fecha elegida para la fiesta era el aniversario del nacimiento de Roma, el octavo día siguiente a los idus de abril del año ochocientos ochenta y dos de la fundación de la ciudad. Jamás la primavera romana había sido más dulce, más violenta, más azul. El mismo día, con una solemnidad más recogida y como en una sordina, tuvo lugar en el interior del Panteón una ceremonia consagratoria. Había yo corregido personalmente los planes excesivamente tímidos del arquitecto Apolodoro. Utilizando las artes griegas como simple ornamentación, lujo agregado, me había remontado para la estructura misma del edificio a los tiempos primitivos y fabulosos de Roma, a los templos circulares de la antigua Etruria. Había querido que el santuario de Todos los Dioses reprodujera la forma del globo terrestre y de la esfera estelar, del globo donde se concentran las simientes del fuego eterno, de la esfera hueca que todo lo contiene. Era también la forma de aquellas chozas ancestrales de donde el humo de los más arcaicos hogares humanos se escapaba por un orificio practicado en lo alto. La cúpula, construida con una lava dura y liviana que parecía participar todavía del movimiento ascendente de las llamas, comunicaba con el cielo por un gran agujero alternativamente negro y azul. El templo, abierto y secreto, estaba concebido como un cuadrante solar. Las hojas girarían en el centro del pavimento cuidadosamente pulido por artesanos griegos; el disco del día reposaría allí como un escudo de oro; la lluvia depositaría un charco puro; la plegaria escaparía como una humareda hacia ese vacío donde situamos a los dioses."

Fragmento do libro "Memorias de Adriano" de Marguerite Yourcenar.

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